El gobierno de Javier Milei avanza en acuerdos financieros con Estados Unidos que, según expertos, hipotecan el futuro económico del país y lo alinean directamente con la Casa Blanca.
Entre los mecanismos negociados se incluyen swaps por miles de millones de dólares, compra de bonos argentinos y créditos stand-by del Tesoro estadounidense. Milei presenta estas medidas como un esfuerzo para estabilizar las reservas y asegurar liquidez inmediata, pero críticos advierten que ponen a la economía nacional como garantía de cumplimiento frente a intereses extranjeros, limitando la soberanía y el margen de maniobra del país.
Analistas señalan que, aunque no se trate de una cesión formal de activos estratégicos, la dependencia financiera y política generada compromete seriamente la autonomía argentina, dejando la toma de decisiones económicas y estratégicas en manos de Washington.